Para los papás siempre resulta difícil decir “No” a sus hijos; sienten que les ocasionan un sufrimiento que intentan evitar. Lo que tal vez no observan es que ese “No” produce en los niños una frustración que es enriquecedora. La frustración nos enseña a tolerar las dificultades, a esforzarnos para superarlas, y a aceptar que hay cosas que no se pueden o para las cuales hay que esperar. Tolerar la frustración es una cualidad que se enseña, se ejercita. Los niños que demandan permanentemente y con insistencia, lo hacen en general porque no están acostumbrados a esperar, a aceptar que algo no se pueda.
Desde sus primeros años, los niños se enfrentan con situaciones en las que tienen que elaborar estrategias para hacer frente a la frustración. Desde esos primeros momentos los padres pueden ayudarlos a tolerarla o entorpecer dicho proceso.
Observemos a un bebé de 6 meses que está sentado en el piso y descubre un juguete colorido que se encuentra más alejado. Él tiene curiosidad y así surge el deseo de tomarlo, al mismo tiempo en que aparece la frustración por no poder alcanzarlo. Esta situación pondrá en juego sus esfuerzos para desplazarse gateando y lograr obtenerlo. Si tiene éxito, habrá aprendido a tolerar la frustración que se produce por desear algo y no poder tenerlo, y habrá comprendido que debe esforzarse para conseguirlo.
Los padres pueden dar a sus hijos oportunidades para ejercitar la curiosidad, explorar y vencer los desafíos. Pero hay quienes pueden obturar la habilidad que tienen los niños para arriesgarse y vencer la frustración, socavando la seguridad que sus hijos sienten por sí mismos. En el ejemplo anterior, cuando ven a su hijo excitándose por descubrir el juguete, deciden agarrarlo y dárselo. Esto interfiere con los esfuerzos del niño, destruye la posibilidad que tenía de perseguir sus propios deseos y desaprovecha la oportunidad de enseñarles a tolerar la frustración.
Los niños que aprenden a manejar con éxito las frustraciones serán más propensos a convertirse en adultos confiados y felices. Recordemos que una persona feliz es aquella que puede hacerse cargo de sus errores, aprender de ellos y superar la frustración de forma constructiva.
Lic. Adriana López & Lic. Emilia Canzutti
Corregido por Marina Sanz