Existe en Argentina un premio que reciben los trabajadores que no tienen faltas injustificadas o, en otras palabras, que están presentes en su puesto de trabajo todos los días. A esto se denomina “presentismo” (en inglés: presentism); una recompensa económica para quienes no hayan faltado sin causa a su empleo.
En otros países, sin embargo, un término similar se utiliza para categorizar a un problema de salud vinculado con el trabajo. Allí, el “presentismo laboral” (presenteeism) ocurre cuando una persona va a trabajar aunque no esté en condiciones de hacerlo. La imposibilidad puede estar dada por una enfermedad física o psíquica, o por el curso de una situación personal dolorosa o conflictiva: la pérdida de un familiar, problemas económicos o legales de gran complejidad, divorcios, etc. Si bien en mayor medida los empleados concurren al trabajo por miedo a perder su empleo, creemos que lo hacen también por otras razones, como salir de su preocupación por un rato, responder a su cultura o educación, o aplacar el temor a recibir un llamado de atención.
El “presentismo laboral” es una suerte de presencia en ausencia. El trabajador está en el lugar físicamente pero su mente está ocupada resolviendo problemas personales, por lo que su desempeño y efectividad decaen considerablemente, incluso muchas veces generando trabas en vez de soluciones. Esto provoca una pérdida de productividad para la empresa involucrada.
Por todo lo expuesto, observamos que el presentismo afecta negativamente a las empresas ya que la productividad y el rendimiento de sus empleados desciende. Es una situación que genera aún más costos para las empresas que el ausentismo. Según una investigación publicada en Harvard Business Review, tener personas trabajando mientras cursan una enfermedad cuesta a las compañías de Estados Unidos alrededor de 150.000 millones de dólares.
El fenómeno del “presentismo laboral” afecta a muchos empleados a nivel emocional y físico por lo que se recomienda detectarlo de manera temprana para poder brindar soluciones que sirvan tanto al trabajador como el empleador. Es posible generar una cultura de salud laboral que impulse el bienestar de los empleados. De esta manera, se garantiza que puedan trabajar más a gusto y, por consiguiente, sean más eficientes.
En próximos artículos seguiremos desarrollando el tema.
Lic. Adriana López
Mat. 23.655