Cuando ocurre un suicidio o intento de suicidio, el entorno sufre un alto impacto emocional. Se trata de una situación de características traumáticas, que es repentina, nos conmociona, nos desconcierta y deja un enorme vacío en el grupo.
A las personas les resulta difícil comprender el acto y surgen muchas preguntas difíciles de responder: ¿cómo no nos dimos cuenta? ¿Por qué no nos comunicó su malestar? ¿Podríamos haber prevenido el evento?
Cada vez se observan más estos situaciones dentro del ámbito laboral, tal vez porque hay un aumento considerable de suicidios a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre adolescentes y jóvenes (de 15 a 29 años) a nivel mundial, y la quinta entre adultos/as en la franja de 30 a 49 años. En Argentina, muere una persona cada tres horas por suicidio, según el último informe de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud, del Ministerio de Salud de la Nación. En 2021, hubo en total 2865 suicidios, esto significa que en Argentina se suicidan 8 personas cada día.
Sería erróneo entender al suicidio como una entidad psicopatológica en sí misma, o como un acto que sucede únicamente en el marco de algún padecimiento mental severo. Por el contrario, al ser un fenómeno multicausal, está determinado por distintos factores interrelacionados de orden personal, familiar, comunitario y social, ya sea biológicos, psicológicos, socio-culturales, entre otros.
¿Qué hacemos cuando sucede en la empresa?
En primer lugar, en ambas situaciones, es crucial que los líderes proporcionen contención a todos los miembros involucrados, e incluso ellos mismos ser sostenidos por el Equipo de RRHH o personal especializado, entendiendo que ellos también están conmocionados emocionalmente por el suceso. Es importante ofrecer espacios de escucha donde el grupo pueda poner en palabras las angustias, los miedos, el desconcierto, la culpa, y toda la gama de emociones propias del momento. Dar lugar al proceso de elaboración de la pérdida si el acto fue consumado, o ayudar a la comprensión si fue un intento. Observar a las personas afectadas haciendo un seguimiento que implica observar, preguntar como están, y si presentan algún síntoma.
En la situación de intento de suicidio se presentan muchas dudas respecto a la vuelta del colaborador a su lugar de trabajo luego de su licencia: ¿Cómo recibimos a xx? ¿Hablamos sobre lo sucedido? ¿Hacemos que nada ha pasado? Si hablamos de lo sucedido, ¿no lo/a vamos a angustiar?
En esta situación nosotras recomendamos hablar de manera empática, entendiendo que la persona ha sufrido un hecho de mucho dolor. Entender y respetar sus necesidades, algunos quieren hablar otros no tanto, algunos pueden habar logrado el entendimiento y la aceptación y otros pueden tener vergüenza o sentirse incómodos. Recibirlos con amabilidad y actitud comprensiva, evitando juzgar.
Por otro lado, los signos de advertencia no siempre son claros y pueden cambiar de persona a persona. Algunos dejan en claro sus intenciones mientras que otros las mantienen en secreto. En cualquier caso, creemos que es importante tomarlo en consideración, ocuparnos del tema y evaluar la prevención.
Lic. Arteta, Mercedes • Lic. Cavallo, Agostina • Lic. López, Adriana.